23 dic 2010
Del miedo
17 dic 2010
Soy
9 dic 2010
Hierros de dolor
2 dic 2010
Caperucita
1 dic 2010
Cuando llega diciembre
15 nov 2010
Clásicos en el olvido
Cada mañana subo al metro y, ante mis ojos, comienza un ritual que siempre llama mi atención: personas de todas las edades y estilos sacan un libro de su cartera y empiezan a leer ansiosamente, algunos haciendo grandes esfuerzos para no perder el equilibrio con tanto vaivén. Me fijo en los títulos –no puedo evitarlo- y me pregunto qué pensarían autores de la talla de Umberto Eco o Joan Fuster al verse amenazados entre tanto best-seller.
Como decía el propio Fuster en su artículo “L’art de llegir”, publicado por la revista Jano en 1978 y perteneciente a su libro Discordances, “cada día nos enfrentamos al dilema de tener que escoger entre las novedades editoriales o los textos venerables. Los best-sellers suelen ser fugaces y simples, por lo que merece la pena volver a los clásicos”. Las cosas no han cambiado mucho desde que el escritor valenciano advirtió, hace tres décadas, que nos encanta jugar a ser “intelectuales”. Los españoles leemos poco, pero cuando por fin nos decidimos por un libro queremos que sea la última novedad para demostrar que somos bien “cultos”. Hemos olvidado a Cervantes, hemos enterrado para siempre a Dante, Shakespeare, Proust o Víctor Hugo. De los poetas, mejor no hablemos.
Sin embargo, todavía existen lectores que se conmueven con un libro antiguo, con el olor y el color de esos clásicos ocultos entre el polvo de las estanterías. El problema radica en que, como afirma Juan José Millás en “Clandestinos”, un artículo publicado por El país en octubre de 2005, “las personas que se interesan por los clásicos, especialmente si son jóvenes, son consideradas como psicópatas o anormales”. Nosotros mismos, presos por la ignorancia y ajenos al beneficioso poder de la literatura clásica, estamos negándole a nuestro espíritu y al de las nuevas generaciones el placer de conocerla.
La literatura es una ventana, pero también un espejo. En ella descubrimos mundos nuevos y nos conocemos mejor a nosotros mismos. La literatura también nos permite decir y entender lo que nuestra boca calla, pero no lo valoramos. La sociedad se enfrenta a un grave problema que martiriza a profesores, periodistas y escritores: los jóvenes leen por obligación, los estudiantes de periodismo no tocan los periódicos y las nuevas tecnologías parecen desbancar a las publicaciones en papel. Leemos de cualquier manera, leemos con rapidez y nos importa bien poco si la saga de Crepúsculo o el Código Da Vinci nos aportan algo más que un rato entretenido o un momento de evasión.
13 nov 2010
Hombre
mi ser se quebraba al llorar.
Era como esa flor en el desierto,
¿Cómo recorrer los mapas que dibujas,
solo con cinco sentidos y una piel?
La belleza que te oculta alberga veneno
y hay perdición en su poder.
Me perderé.
Resbalaré a lo largo de tu perfecto perfil
y hallaré sombra bajo tus columnas.
Me ahogaré entre las ondas de tu pelo negro,
Hombre, vayas donde vayas, llévame.
10 nov 2010
Irse
6 nov 2010
Cançó de bressol a la llibertat
2 nov 2010
Noviembre
24 oct 2010
Noctilucas
15 oct 2010
Tu naturaleza muerta
13 oct 2010
Ángel
5 oct 2010
París llora
Nuestro interludio se volvió
El agua se lleva las palabras,
Y estos amargos recuerdos
Vistas al Sena desde el mirador.
París llora hoy por tantas cosas...
28 sept 2010
Instante de adiós
8 sept 2010
Polka triste de septiembre
2 sept 2010
Pluja i margarides
30 ago 2010
Taza gris
Apago el televisor. Este estúpido aparato cada vez me ofrece menos cosas de las que puedo sacar algo bueno. Menudo mundo estamos construyendo... ¿Quién puede ser el guionista de tanta atrocidad, de tanto drama encerrado en una caja metálica?
24 ago 2010
La sexta carta
En la calle, poco pasa. Los cubos de basura descansan medio abiertos y algunos gatos deambulan sigilosos en busca de comida. Saben que, en esta ciudad, tienen suerte... probablemente más suerte que yo. He vuelto al hotel cansada, vencida, sin ganas de pensar. He encendido la lámpara y he empezado esta carta. La policía escribe y comprende tan despacio...
Sin embargo, la tristeza te invade al sentirte sola y perdida en medio de una ciudad tan peligrosa como soñada. Bellos hombres de ojos negros te amenazan con sus hambrientas miradas y una sed tan incomprensible como incontenida. Silenciosas mujeres ocultan su cuerpo y casi su rostro detrás de largas faldas y coloridas pashminas. Los taxistas deboran las avenidas engañando a los turistas y, bajo la luna llena, las mezquitas reinan ajenas al mundo que se extiende ante sus pies. Todo parece estar del revés.
Al fin se escucha el silencio en el cuarto y cierro los ojos. Entonces, imagino tu risa y veo caer sobre tu tostada frente unos mechones negros. Preciosas alfombras nos rodean en una sala con paredes claras de mármol. Alguien, desde fuera, hace sonar la más hermosa de las guitarras y nos eclipsa una enigmática melodía. No hay nadie más, sólo los dos, sólo la luna en plenitud y los aromas que nos acerca un sutil viento desde el jardín. Te miro, caigo en tus brazos y empezamos a bailar. Sigues con alegría, divertido, el baile de mis caderas. Me besas, apartas el velo y recorres mi mejilla despacio con la mano. Tapas mis ojos y, de repente, me sorprendes con una taza de té de manzana. Nos abrazamos, la guitarra sigue sonando y el Bósforo nos regala una soleada mañana.
20 jul 2010
Cínicos no, gracias.
7 jul 2010
Olvidada Amélie
2 jul 2010
Aviones
Tengo veinte minutos para escribir este poema. Dirijo mis ojos al triste cielo de la tarde mientras algo en el teléfono todavía se quema.
Se apaga tu voz y, de repente, advierto que ha regresado la luz. Para que ella volviese, parece ser que primero debías despedirte tú.
Despegaba un avión junto a ti y, al otro lado del mundo, el mismo viento que cruzaba el auricular me acariciaba también a mí. No he podido evitar que mi sangre se estremezca.
Se apaga tu voz mientras resuena el eco de tantas lejanas palabras. No te matará una guerra, no te matarán las armas ni tampoco el olvido; te matará la soledad con la que amenaza el adiós. Te matará todo lo que no has vivido, un estúpido reloj.
No habrá más pistolas ni ondearán más banderas, no. Subirás a ese avión. Una estela se dibujará en forma de melancólica canción.
Los extraños como nosotros sueñan con viajes infinitos. Romperán las distancias, inventarán los caminos. Los países, la lluvia, los otoños, los instantes y las ciudades compartirán en blanco y negro sus secretos. Los océanos y las fronteras amanecerán abiertos. Los extraños como nosotros sueñan con viajes infinitos, eternos, nuevos...
Quién sabe, quizás nos crucemos algún día y entre cenizas en el mismo aeropuerto.
30 jun 2010
El rincón
28 jun 2010
Libertad
La desazón del invierno deja paso al aburrimiento del verano, a las pistolas de agua y a tantos viajes por hacer. El sol marca el incierto camino que se dibuja en la costa, cuando con la mirada perdida en el más lejano horizonte, un velero se deja llevar mientras una pareja se abraza en lo alto de un puente. El mar sigue tan inmenso y bello como siempre, los años no lo cambian ni a él ni a esos pescadores amantes que ahora más que nunca recorren sus aguas sin descansar.