29 ene 2011

Después del concierto


Volvemos. Me dejas sola un momento. Te vas, me abrazas. Abro la puerta y alguien lanza otra amenaza.

Después del concierto, lejos de la voz del cantautor todavía nos esperan, latentes, cenizas de esperanza. La noche muerde, fría. Atrás quedan las canciones y nos sale al encuentro el dolor. El infierno, antes tan lejos de mí, parece vivir ahora dentro de esta casa.

Acaricio el disco que me has comprado, que arde y tiembla como un pájaro herido entre mis manos. Regreso a las notas de la guitarra del cantautor y, entre el miedo y la amenaza, escucho gemir mi corazón.

Háblame de niños, de ríos claros, de lunas blancas, de viajes largos, de extraños destinos. Háblame de algo mejor. Háblame de algo mejor. El infierno, antes tan lejos de mí, se ha instalado como un invierno cruel entre las paredes de esta casa.

Y como un ancla permanezco quieta, perdida, mientras el eco del sueño me dice que se hace tarde. Como una extranjera en mi propia habitación, observo un paisaje color violeta mientras diez temas preciosos despegan desde el libreto y se escapan por el balcón.

He vuelto a casa. Lejos de la voz del cantautor, siento cómo se encienden las cenizas de la esperanza y, entre el miedo y el cansancio, late con fuerza un corazón.

Gracias por tu viaje a Glasgow. Gracias por esta noche, Rafa Xambó.


L'home viatger allibera la ingenuïtat de la infantesa i la vestimenta seductora de la fugacitat, per tal de garbellar-les al compàs d'un paisatge. S'hi sent preparat per rebre el do desconegut que li guarda l'avenir. Mentre observa caure la pluja, espera arribar noves cançons.

2 comentarios:

  1. Hermoso texto. Por cierto, a mí también me entusiasma esa fotografía, El beso, de Robert Doisneau. Enhorabuena por el blog y otro!

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  2. Muchas gracias, Joaquín. La verdad es que es una fotografía preciosa!

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