7 ene 2010

Perfecta



Es sencillo recordar aquellas interminables y poderosas tardes en el patio del colegio. Él, con la camiseta sucia después de jugar a fútbol con los demás, te ofrecía un pedacito de su merienda a cambio de un tímido beso en su mejilla. Otras veces, venía corriendo y, satisfecho, te entregaba un dibujo lleno de barcos y piratas o un póster de su equipo de fútbol preferido, acompañado también de algún caramelo. Tú te creías la niña más afortunada, le dabas la mano y le mirabas con alegría mientras corría como un loco con los otros niños por la pista. Alguna vez, una de tus amigas le dijo al profesor que tú y aquel niño erais novios. A ti te daba igual lo que los demás pensaran entonces, te encantaba compartir tu bocadillo con él y, sobre todo, te encantaba elegirle siempre como pareja en carnaval o en el autobús durante las excursiones. En sus dibujos, él siempre te hacia una dedicatoria en la que decía: "Eres perfecta".
Crecer. Transformarse. Estrellarse contra los primeros juegos, tan crueles, del amor. La fiesta de fin de curso del instituto, sí, aquella noche en la que te fijaste por primera vez en él. Los bailes para los que, con poca destreza, intentabas maquillarte. Los largos días de verano asomada al balcón, cuando quedabas con él para verle en el parque después de cenar. Los pendientes de aro, el pelo liso, las camisetitas de tirantes que debajan tus hombros y media espalda al aire. El perfume de vainilla y el pegajoso brillo de labios. Intentabas que sus ojos se detuvieran en ti, porque en definitiva, antes de salir te habías empeñado en estar perfecta.


El tiempo se esfuma, se exprime tras el reloj que, sin compasión alguna, se alimenta de tu vida, de tus horas y tus minutos. Convertida en una mujer o en el ensayo de la mujer que algún día serás, asistes a la tragicomedia de tus encuentros y desencuentros. Muchas personas se deciden a caminar contigo en la desequilibrada cuerda que es la juventud. Algunas llegan y, sin razón aparente, se marchan. Otras, en cambio, se quedan por mucho tiempo dando vueltas y vueltas como una parte más de tus días. El resto pasa, durante más o menos tiempo, para dejar una huella imborrable en las paredes de tu triste y conmovido corazón iluso. No bastan las lunas, no basta el negro cielo de la noche. Con prisa, desesperadamente, buscas un rincón sin luz en el que poder estar con él. Entonces, las horas corren con velocidad acompañadas de latidos frenéticos, suspiros, secretos inocentes, risas cómplices, vecinos inoportunos y mares de besos. Te vuelves, con él, la reina de la calle y hasta del mundo. Las edades no importan, ni los nombres. Os gusta la misma música y lleváis las mismas zapatillas, eso es lo importante. El portal de tu edificio se queda pequeño ante tantas emociones que albergas. Las madrugadas se convierten en el escenario improvisado de unas historias agridulces, posibles e imposibles, efímeras o largas, pero siempre inolvidables. Con su pelo revuelto, sus ojos fijos, sus manos temblorosas y su barba desordenada, recuerdas como sostenía tu cintura en aquel rincón que era un refugio ante la lluvia y, antes de volver a besarte, repetía: "aunque estés despeinada y con la ropa empapada por culpa de la tormenta, sabes que para mí eres perfecta".

El miedo no te da miedo. En el fondo, te gustan las emociones fuertes. La amistad, cual mariposa, abre sus alas convertida en un amor inesperado, en una historia de dos que callan un secreto compartido pero que mueren en silencio cada vez que están juntos. Entonces, él roza tu mano aprovechando cualquier momento de juego, te quita tu anillo para hacerte enfadar mientras, con dulzura, acaricia tu dedo con el suyo. Luego, pasa sus cinco dedos con ternura por tu pelo y te dice que le gusta porque es salvaje y huele bien. Te protege, mientras tú, intentando hacerle ver que no te das cuenta de nada, dejas que coja tu mano para cruzar rápidamente la calle llena de charcos y mojada por la lluvia. El correr con él bajo los edificios te encanta, te divierte verle sufrir cada vez que gritas porque el paraguas no es suficiente ante tanta cantidad de agua. Con inocencia, bebes de su mismo vaso dentro de la primera cafetería que encontrais en vuestro paseo. Descansas tu mirada en el puerto de sus labios aprovechando que, en ese instante, él mira por la ventana. La gente os observa, divertida y curiosa. Algunos se giran cuando sacas la cámara y, con emoción, le pides que haga él la foto mientras le abrazas por la espalda. La plaza se vuelve otra, los árboles se hacen más altos y tu sonrisa se hace más y más intensa. Quieres que el tiempo se pare. Entre alegría, sabor a miel e intensidades, te despides en la puerta de tu casa y le dices que, para ti, la tarde ha sido perfecta.

Ya sola, te detienes ante la imagen que de ti te devuelve el espejo y miles de dudas y preguntas sin respuesta asaltan tu existencia. No entiendes ni puedes descubrir el enigma que guardan tantos límites tan frágiles y quebradizos. La amistad, el amor, el deseo, la atracción, la fidelidad y la angustia... Todos se desordenan en el mar enfurecido de tu cabeza. Tu respiración se contiene al pensar en su último beso, en esos labios cálidos y acogedores. Las lágrimas asoman ya en tus ojos y ahora descienden por tu cara. Te gustaría no tener que elegir. Deseas con toda tu alma encontrarte, encontrarle y escuchar cada respuesta. Nada tiene sentido, lo que eras unos minutos atrás ya no existe, como esos momentos tan dulces ahora marchitos. Te sientas, derrotada, en el filo de la cama. No puedes ver nada con claridad, sólo la imagen que de ti y tus lágrimas el cristal del espejo refleja. Lo único nítido tiene forma de frase, es su voz que regresa y te dice eres perfecta.


P.D.

Lu, esta entrada va dedicada a ti, mi perfecta.

8 comentarios:

  1. Vos sí que sos perfecta!!!! Y los que digan que no lo somos, son demasiado tontos para ver!
    Me encantó, me siento identificada con muchas cosas, con esos límites, con esas risas... en fin... que todas tenemos a alguien que nos considera perfecta, `porque la perfección está en cada uno de nosotros.

    Te quiero, preciosa!

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  2. estic amb lu, si no eres perfecta et falta poc.

    L'entrada m'ha encantat, però la Julieta Venegas eixa, no se perque`però em posa molt nerviós i no l'aguante

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  3. Azy, qué entrada...creo que es la que más me ha gustado de tu blog. Me encanta, me encanta de verdad. Coincido con los dos de arriba...y quien no crea que eres perfecta, da igual. Porque reconocerle a alguien que es perfecto, es saber que es imperfecto, conocer todos sus defectos...y aún así, saber, sentir, que es perfecto tal y como es. Y tú no tienes que cambiar nada.

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  4. La entrada sí es perfecta. Precioso, como siempre :)
    Me encanta sobretodo esto:
    "te vuelves, con él, la reina de la calle y hasta del mundo. Las edades no importan, ni los nombres. Os gusta la misma música y lleváis las mismas zapatillas, eso es lo importante."

    pd: menudo cambio de imagen de blog! al principio pensaba que me había equivocado xD

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  5. Azahara, ojeando los blogs que sigues veo que también te gusta Diario de un completo gilipollas xD
    :O parece que ha vuelto, a ver si es cierto, recuerdo que era genial xD

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  6. jajaja, sí, es un blog propio... no está nada mal!

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  7. Me gusta el paso del tiempo que has conseguido desde la infancia hasta ahora. Y me quedo con las frases,

    "Las edades no importan, ni los nombres. Os gusta la misma música y lleváis las mismas zapatillas, eso es lo importante."

    " Muchas personas se deciden a caminar contigo en la desequilibrada cuerda que es la juventud. Algunas llegan y, sin razón aparente, se marchan. Otras, en cambio, se quedan por mucho tiempo dando vueltas y vueltas como una parte más de tus días. El resto pasa, durante más o menos tiempo, para dejar una huella imborrable en las paredes de tu triste y conmovido corazón iluso"

    "No entiendes ni puedes descubrir el enigma que guardan tantos límites tan frágiles y quebradizos. La amistad, el amor, el deseo, la atracción, la fidelidad y la angustia... Todos se desordenan en el mar enfurecido de tu cabeza. "

    Me han gustado mucho y te lo he tenido que poner aquí,jeje...por cierto, me encanta Los Amantes del Círculo Polar;

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