20 ene 2010

Caer

Una lágrima. Otra. Una presión en el pecho que te oprime, que ahoga tu corazón y hasta tu alma. Sentir el dolor que causa el golpe contra el suelo. Sentir la muerte de todo tan cerca, sentir que la conoces tan bien. Otra vez, piedras y más piedras. Dolor. Hastío. Fuerzas que se quiebran, ojos que se humedecen, gritar. Mil porqués sin respuesta. Tropezar con viejas piedras y otras nuevas, otras que causan todavía más dolor. No reconocerte. No encontrar dentro de tu ser la que fuiste, la que tendrías que ser. Dios. Buscas a Dios. Nadie responde. Lloras.

Caer. Oscuridad. Un laberinto lleno de agujeros negros. Pesadillas. Sentir tus piernas temblar, sentir el eco de tu voz desesperado dentro de la nada. Pero ni la nada te responde. A tu paso, nadie se percata de tu dolor, nadie advierte ni tu sombra. Hasta el cielo se cierra y parece olvidarse de ti. Nadie. Sola. Perdida. Pero sigues comentiendo errores sin quererlo. Te equivocas. Otra vez. Y te hacen sentir culpable, y te sientes fuera de ti cuando adviertes que has vuelto a fallar. No te quedan cartas. No hay respuestas. Silencio, silencio y vacío. Caes otra vez.

Te preguntas por qué te sucede esto a ti, a ti, que no has hecho nada para merecerlo, o quizás sí. Quizás alguien se burla de ti mientras te observa desde afuera, tan pequeña, tan insignificante, entre el mar de tus propias lágrimas. Qué escena tan conmovedora. Pero todo muere, todo ha muerto, no queda nada, se acabó. Un golpe tras otro. Y otro más. Perdida, absorta, muerta, quebrada, rota.

Fin, fin de un día más, fin de un capítulo de una pesadilla que se divierte a tu costa. Fin de ti misma, fin de lo que creías para siempre, fin de lo que un día te hizo reír, fin de esa confianza que tenías antes de salir de casa. Fin de otro asalto.

Y, sin poder levantarte del suelo, aún con la cara bañada en lágrimas, aparecen dos pies. Unos brazos te cogen, te abrazan y te elevan mientras no puedes ver nada más. Arena. Sólo arena. Arena y la huellas de dos pies que se dibujan mientras vuelves a morir entre su abrazo.

3 comentarios:

  1. De vegades, textos que transmeten el que aquest, són l'únic estat d'ànim que trovem possible en eixos moments. És quan sentim pedres...plorar...fum...i vent...vent molt fort....però no tant fort com per a endur-se les pedres. I aleshores, caus. Res. No res. I alsehores..et sents perduda. Però eixos peus que dius...han d'estar. No tot és laberint sense eixida, de vegades. No tot pot ser-ho.. Aquest text, avui, no em fa "només" pensar.
    Ànim ovulito, moltissíssimes dosis d'ànim per a tu, i més encara. I força. I algun dia, apareixeran eixos braços, que són més forts que el vent. I eixe dia, el món, ens pareixerà més bonico.

    Llum

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  2. No puc afegir massa a les teues paraules tan certes, tan exactes, tan boniques encara que dins de la tristor. Ànim. L'ànim NO es pot perdre, no podem, no el perdrem. "I algun dia apareixeran eixos braços, que són més forts que el vent. I eixe dia, el món, ens pareixerà més bonico." Sí!.

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  3. A medida que voy leyéndote, que poco a poco voy conociéndote a través de tus pensamientos, veo que sabes arrojar tanta luz y alegría y amor, y ternura y compasión, como tanta oscuridad y dolor puedan haber en el mundo mundial y en el universo entero. Pero tienes el ánimo y las fuerzas para saber que dentro de tanto caos añorado a veces, podemos salir y decir sí con dos cojones;

    Ánimo niña, sigue así;

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