20 sept 2009

Mañana



Esa mujer sigue viviendo en un pasado remoto, quizás en los años setenta. Sueña con las flores, con ideales desgastados por el tiempo y con una libertad que hoy importa a unos pocos nada más. Sus ropas, como ella, salvajes y excéntricas. Su indómita melena, vuela danzando con el viento. Se detiene, tira una pequeña piedra al agua de un río cercano. Hoy no puede ver nada claro. La piedra, al caer, ha dibujado unos círculos que se expanden, como su imaginación. 

Al fondo, la ciudad dibuja un paisaje gris, taciturno, solitario. Ella se abraza a su abrigo, y no se siente demasiado segura de tener que volver a empezar. Qué más da. Mañana tendrá que despertar, mañana sus pasos se perderán al caminar. Verá renacer la vida entre las calles, entre desconocidos que vienen y van. Quién sabe qué más verá. Hoy el cielo está triste, como su pequeña sonrisa. La nostalgia la invade y se siente indefensa al respirar. Piensa en el significado de aquel quizás. El viento de otoño agita las hojas que dormitan ya en el suelo, los árboles se resignan a esperar el paso del tiempo. Pero ella no. Ella se aferra a un sueño, saca fuerzas de su bolsillo ennegrecido para no mirar atrás. Quién sabe si aquellos momentos olvidados volverán. Hoy no sabe olvidar, no quiere llorar. Esperar, sólo le queda esperar. Esperará sin voces, sin palabras, sin risas, sólo esperará.

Se aleja del antiguo puente. El cielo la vuelve a mirar. Acaricia con sus dedos un mechón de su pelo, suelta de golpe el aire al respirar. Al fondo, la ciudad la está aguardando. Camina, al fin, sin pensar en nada más. Tiene que volver a empezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario