16 may 2011

Canción de cuna de otro verano





Escaleras del metro de París. La lluvia amenaza con atravesar las ventanas. Un acordeón y un titiritero hacen soñar en el vagón gris. A las puertas del Sacré Coeur un mago danza, mientras los niños hacen palmas. Nadie deja de reír.

En la esquina suena un violín. Las lágrimas y un beso cantan una canción desesperada. La ciudad arde entre amantes y viajeros; los labios se funden; explotan las almas. La tarde se desgrana entre olores, adoquines y chimeneas manchadas de hollín. Entonces suena otro violín. El fotomatón congela una imagen que morirá desangrada. Pero ellos sonríen y bajan alegres las escaleras del metro de París. Comen panes a la luz de una vela. La habitación ahora es rosa, el amor es así.

Escaleras del metro de París. Un aeropuerto amenaza con asesinar la mañana. Una pareja con su equipaje mira un mapa en el vagón gris. En la entrada del Charles de Gaulle un niño llora, mientras los padres arrastran las maletas. En la puerta de embarque nadie puede sonreír. Junto a la cinta roja suena un violín. Las lágrimas y un beso gritan en su canción desesperada. El cielo arde entre aviones que despegan y viajeros; los labios se funden; explotan dos almas. El momento se desgrana entre sollozos, caricias y mejillas manchadas de carmín. Entonces suena otro violín. El cristal del aeropuerto congela una imagen que morirá desangrada. Pero ellos sonríen, él se aleja y baja esta vez solo las escaleras del metro de París. Ella espera como cualquier otra viajera. La despedida le ahoga, el amor es así.


Cierran los ojos, ella en su asiento y él en el metro de París. Cierran los ojos, los cierran bien fuerte y recuerdan . La manta amarilla, la estufa y un poco de queso con mermelada antes de irse a dormir. La miel en los labios, el albaricoque listo. Las noches suaves de París.

El avión se tambalea. La lluvia amenaza con atravesar las ventanas. Él ha vuelto a la habitación. Mientras se arropan en los recuerdos de su propia canción de cuna, el destino envuelve sus corazones con tramposas telarañas. Fuera, en la calle, suena el violín. La vida les mata, el adiós es así.




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