Dedicado a los que, como yo, sufren estas penas y alegrías.
No hace falta decir nombres :)
Yo sólo quería escribir, sí,
o al menos eso pensaba
al irme de Mordor, mi casa,
para venir a estudiar aquí.
Aquel primer día de clase,
hasta las cejas maquilladas,
las "princesas" más mimadas
presumían de sus trajes.
Sus madres podían pagarles
esta carrera en la privada,
pero como eran espabiladas
fueron a ver qué hay por la calle.
Entonces a mi padre llamé
y le dije que de ahí me iba.
No seas tonta, hija mía;
estudia, que yo no estudié
-dijo él-.
Los que éramos de pueblo
y hablábamos valenciano
nos sentíamos marcianos
directos al matadero.
Vuestra lengua es horrenda,
a mí me habláis en español,
nos dijo con gran dolor
la que se creía estupenda.
Había césped para todos
donde jugábamos a cartas
y también comíamos tarta
si no había que hincar codos.
Algunas noches fuimos de fiesta
para perdernos por la ciudad
y explicar qué es la humanidad
a la gente más molesta.
No necesitamos carnaval,
por clase vagan fantasmas.
Vendrán a robarnos el alma
a un consejo de guerra mortal.
Hicimos alguna que otra amiga
que parecía buena gente
pero con su lengua de serpiente
nos empapó con sus mentiras.
Cosas buenas, por ejemplo,
las que vi en Nochevieja.
Con pareja, o sin pareja,
todos estábamos contentos.
A clase de televisión
llegó una chica finlandesa
que con cara de vampiresa
nos quiso comer el corazón.
Hay compañeros que explican
que han ganado muchos premios.
Supongo que debe salir un genio
si froto su cabecita.
Estos chicos ambiciosos
harán que tiemble Gabilondo.
Me parece muy cachondo
su "talento" empalagoso.
Espero que sean muy ricos
cuando en nuestras televisiones
los jefazos les condicionen
a mentir como borricos.
Pero este no es mi sitio.
Perdónenme, periodistas.
Buena suerte, yo no me alisto
bajo la bandera de Camps y Rita.
Si puedo me iré bien lejos
a visitar a niños tristes
que ni pudieron vestirse
ni podrán llegar a viejos.
Queda un año por delante
y tenemos que sobrevivir.
Es nuestra lucha resistir
entre gente tan pedante.