12 ene 2017

So long, Leonard


Like a bird on the wire,
Like a drunk in a midnight choir
I have tried in my way to be free.



Esta noche hay una fiesta sorpresa en la azotea del Chelsea Hotel.
Una larga mesa en la que cuelgan manteles bohemios se extiende entre cojines bordados, ceniceros, botellas de vino tinto y guitarras.
A un lado, Suzzane con su famoso chubasquero azul. Al otro, la cautivadora y siempre rubia Marianne. La electricidad es cada vez más tensa en su duelo de miradas.

El horno emite un chillido y el reloj de cuerda marca las nueve. Llaman a la puerta. El melancólico señor del sombrero negro y aire gipsy está a punto de entrar. Algo le dice que le estaban esperando.

Bowie, Prince, Lorca, Joplin, Michael y otros enigmáticos invitados se frotan las manos ante la emoción de tal esperado reencuentro. Quedaron muchas preguntas por responder.

Los dos ángeles que hace décadas protagonizaban aquella polémica portada vuelan desnudos sobre la terraza y, mientras levantan sus trompetas con alegría, pasean sus sexos con entusiasmo y sin pudor.

En el cielo no hay censura.





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