3 nov 2012

Daiquiri blues





Fue la última noche.
La sala estaba repleta
y dormimos en tu coche.

Las paredes del Daiquiri
se derritieron con tu voz.
Aquella voz tan rota,
aquel sabor a ron.

Apretado a mi cintura
tarareabas nuestra canción.
Acaricié tus rizos negros
y me resbalé en el cuero
de tu ceñido pantalón.

Terciopelo en las cortinas
y en tu flor de la pasión.
La sonrisa de aquel barman
y el calor tras el rincón.

Eras el mito y la leyenda,
eras el ángel del rock n' roll.
Eras mi sangre, eras la tierra
donde planté mi roja flor.

Pero todo se acabó
una noche fría y sucia
cuando a lo lejos se oyó
aquel tiro seco y firme
que destrozó mi corazón.

Era la droga una muerte segura.
No volverías. Nadie te vio. 

Tenías celos de Jimi Hendrix,
de Jim Morrison, mi trovador.
Pero yo jamás sería de ellos,
yo me abrasaré con tu calor.

Aunque el hielo arda en tus labios
en el silencio de tu muerto corazón,
te esperaré en la barra del Daiquiri
hasta que regreses del abismo 
y con aquellos labios sabor a ron.

Hoy hay una foto en el Daiquiri Blues.
En blanco y negro somos eternos.
Hay sólo borrachos en el Daiquiri Blues.
Nadie canta y nadie sueña si no vuelves tú.






No hay comentarios:

Publicar un comentario