29 jul 2011

Flor de mal





Que te acerques del cielo o del infierno, ¿qué importa?
Tristeza, profunda espina, divina y dolorosa,
si mi sangre -si tu sangre- se derrama hacia el abismo
al que no quise saltar.

Dulce, venenosa, vive en mí esta flor de mal.
¿Qué más da? ¿A quién le importa?
Tú regresas, aunque nadie te espere.
Te clavas en un colchón hecho de nube
y todo lo conviertes en vidrios rotos.

¿Qué importa? Si tú vuelves,
me acaricias hasta vaciar
ese corazón que de piel ya no entiende...

Es inútil, eres sed y bebes sal.
Aunque intentes matarme,
aunque quiera arrancarte,
arde en mí esta flor de mal.

Todo lo conviertes en vidrios rotos
mientras tu veneno vuelve a arder.

Es inútil: soy tu espejo, eres cristal.

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